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Al vuelo de anduriñas

Al vuelo de anduriñas

Palabras en la presentación del libro Anduriñas (Corda Ediciones, 2022) de Diego Martínez Cara ilustrado por Fera Vizcarra

por Francisco Vásquez Ponce / 16 de marzo 2022, FES Acatlán, Estado de México

UNO

Tengo el honor de haber sido invitado por Sandra, la editora, y el autor, Diego, a presentar el este libro ilustrado por Fera, Anduriñas, que hoy nos reúne.

Por lo tanto, todos entenderemos, considero imperativo que lo que diga a continuación estará cargado de cierta magia, de aves, de vuelo y, sobre todo, de largas digresiones que sólo se justifican por el entusiasmo que provoca un libro sobre otros libros.

Comenzaré planteando en esta conversación una cuestión al mismo tiempo urgente de pensar y baladí: ¿de dónde vienen las golondrinas?

Anduriñas es un libro y es un cuento que lleva por título “Anduriñas”, es decir, golondrinas en voz portuguesa, con las variantes “andoriña”, “andorina”, “anduriña”, según nos cuenta algún diccionario. Pero, simultáneamente es una voz tradicional gallega, sobre todo si observamos el uso que hace de la letra ñ en su ortografía. Es probable que su atributo más característico, más allá de su descripción física, sea su peculiar forma de vivir: el ave va, se va, siempre anda por los cielos y se va; porque eso hacen las anduriñas, viajan, migran.

Sus familiares más cercanos son los vencejos (Hirundo apus) y los aviones (Delichon urbicum), pero son todos distintos, según se sabe, gracias, entre otros, a un señor de apellido Linneo, quien tuvo el interés y la paciencia de leer, nombrar y clasificar a un número ingente de seres de la naturaleza para beneficio del saber humano.

Las golondrinas (Hirundo rustica) migran con un sentido de permanencia en el mundo. Su andar tiene sentido, es lo que quiero decir. Sin embargo ellas con su andar por el cielo o a ras del agua pueblan el imaginario de los seres humanos. Su partida es aventura y esperanza, pero también desconsuelo y melancolía; es cura y es dolor. En suma, las aves en general, y en particular las golondrinas, son parte de lo que Margit Frenk llama “La imaginación fabuladora.” Y con ella inicia una genealogía golondrinesca. 

“La golondrina en el viento 

platica con el avión, 

le cuenta los sentimientos 

que abriga su corazón.” en M. Frenk

En 1993 a la doctora Margit Frenk se le asignó la silla número XXIV, quien antes de ella ocupara Mauricio Magdaleno, en la Academia Mexicana de la Lengua. Menciono esto como nota personal debido a que mi asesor de tesis en ese momento, José Amezcua, y otro de mis maestros de la licenciatura, Evodio Escalante, juntos, habían publicado un Homenaje a Margit Frenk en 1989. Pepe Amezcua, erudito en las letras áureas de Calderón, Lope, Tirso y Alarcón, me invitó a esa ceremonia que para mí es memorable. Después de casi treinta años aún recuerdo la disposición de la sala, las luces, algunas personas, pero sobre todo recuerdo el tono de voz de Margit y las palabras de su discurso de ingreso que lleva por nombre: “Charla de pájaros o las aves en la poesía folklórica”. Supimos por ella en ese momento que retomaría el discurso que Salvador Novo pronunciara años antes, en el 53, en semejante ceremonia, la cual lleva por nombre: “Las aves en la poesía castellana”. En la plática de la doctora supe que la poesía, pero sobre todo la popular, canta y vuela, retrata y dialoga, declara y da voz.

Por supuesto que ni Margit Frenk ni Salvador Novo hablaron sólo de golondrinas. Pero su presencia es evidente en retrato, diálogo y gorjeo.      

“Un jilguero apasionado 

se lo pasaba cantando; 

por culpa’e una golondrina 

ahora vive llorando. en M. Frenk

La doctora Frenk habla de la migración de las aves de la poesía culta a la poesía popular, un viaje no necesariamente cronológico, ya que las aves han estado ahí, cantando y volando incluso antes de una Antigüedad clásica. Es decir, su particular estilo de ser de las golondrinas ha sido digno de la más alta poesía. Virgilio, por ejemplo, canta: “la golondrina gorjeadora cuelga su nido de las vigas”. ¿Cuáles vigas? Las hechas por el ser humano en casas y puentes. Sí, puentes. Porque resulta que la golondrina hace su nido de barro al ritmo en que avanza la urbanización. En los rincones de la obra humana es que las golondrinas trazan sus hogares. T. S. Eliot nos dice en The Waste Land:

“Me senté en la orilla

pescando, con la árida llanura a mi espalda

¿Pondré al menos orden en mis tierras?

El Puente de Londres se está cayendo cayendo cayendo

Poi s’ascose nel foco che gli affina

(«Luego se hundió en el fuego que lo refina.»)

Quando fiam uti chelidon —oh golondrina golondrina

(«Cuando me transforme en golondrina, ¿dejaré de estar callado?»).

Le Prince d’Aquitaine à la tour abolie

(«El Príncipe de Aquitania en la torre abolida»).




Con estos fragmentos he soportado mis ruinas

Bueno, os ayudaré. Jerónimo está loco otra vez.

Datta. Dayadhvam. Damyata. 

(«Adopción. Compasión. Benevolencia».)”

Pero antes de Eliot, su Puente de Londres y su («Cuando me transforme en golondrina, ¿dejaré de estar callado?»), Sófocles en su tragedia Tereo, quizá con base en el Ovidio de las Metamorfosis, logra que las hermanas Filomela y Procne se conviertan, por voluntad de los dioses, una en ruiseñor y otra en golondrina, quizá para escapar de la furia de Tereo al verse alimentado con los restos de su propio hijo cocinados en venganza por su mujer, Procne, al saber que su marido había mancillado a su hermana Filomena.

Sabemos que una golondrina no hace verano, y que su vuelo es mejor que su canto, al que mejor llamamos gorjeo. Ese gorjeo o chirrido motivó uno de los primeros diálogos de san Francisco de Asis con los animales. Se cuenta que Francisco “Tomó como compañeros a los hermanos Maseo y Ángel, dos hombres santos, y se lanzó con ellos a campo traviesa, a impulsos del espíritu. Llegaron a una aldea llamada Cannara; san Francisco se puso a predicar, mandando antes a las golondrinas que, cesando en sus chirridos, guardasen silencio hasta que él hubiera terminado de hablar. Las golondrinas obedecieron”. (Florecillas Capítulo XVI. Cómo quiso San Francisco conocer la voluntad de Dios, por medio de la oración de Santa Clara y del hermano Silvestre, sobre si debía andar predicando o dedicarse a la contemplación.).  “Parleras como los grajos, le obedecerán atentas y absortas, como en el fresco de Giotto”, nos cuenta Novo en su discurso referido; y citando a Fernán Pérez de Guzmán, referente al “Si el seso estouiesse en mucho fablar” ya que:

“Yo mando a la golondrina

templar su parlera lengua

por que tal defecto e mengua

en poco seso confina.” en S. Novo 

“Otro aspecto de gran importancia relacionado con las golondrinas es la utilización por estas de la conocida como “hierba golondrinera”, la “Celidonia” (del griego “kelidon”, –golondrina–, que cortada suelta un zumo amarillento y cáustico, muy acreditado antaño en la Medicina y particularmente en Oftalmología. En España, en Galicia, se la conoce también como “herba da anduriña”... Esta hierba contiene 10 alcaloides diferentes, de características opiáceas. Cayo Plinio “El Viejo” en su “Historia Natural” (VIII; 98) , ya menciona que… “las golondrinas mostraron ser la celidonia muy provechosa para la vista, curando con ello los fatigados ojos de sus crías”. San Isidoro de Sevilla en sus “Etimologías”, en el capítulo dedicado a las plantas dice: “chelidonia” se llama así, porque empieza a salir con la llegada de la golondrina; o, porque –según se dice– las golondrinas madres curan con esta hierba a sus polluelos, si fortuitamente quedan ciegos”. La ceguera de Tobías y las golondrinas: milagro e interpretación científica Autor: Manuel Morell Rodríguez* Coautor: Mario Esteban de Antonio **

Estas citas hacen referencia a motivos que desde la Antigüedad están presentes en la cultura y la poesía, en relación a las golondrinas. Vemos que los puentes y los nidos de golondrina conviven en la tradición; y que las voces designan su existencia, como la común golondrina, la anduriña galaico-portuguesa, el hirund latino de su clasificación y la voz griega y antigua chelidonia, que informa tanto de ave como de la planta que cura los ojos y la vista de sus críos. 

Quisiera hacer aún tres referencias que me parecen centrales para iluminar nuestro cuento. El los dos primeros son desde la poesía, el tercero es cuento.

La primera es la poeta gallega Rosalía de Castro (1837-1883) quien escribió desde el romanticismo en ambas lenguas, el gallego y el español. Sus Cantares gallegos, Follas novas y En las orillas del Sar constituyen una obra rica en lírica y referencias regionales de altos vuelos poéticos. 

En este último libro, En las orillas del Sar, “Rosalía se lamenta de la ausencia de los que definitivamente abandonan Galicia, de los que no quieren volver”, dice Marina Mayoral Díaz.

Bien sabe Dios que siempre me arrancan tristes lágrimas

aquellos que nos dejan;

pero aún más me lastiman y llenan de luto

los que a volver se niegan.

[...]

Tornó la golondrina al viejo nido,

y al ver los muros y el hogar desierto,

preguntóle a la brisa: «¿Es que se han muerto?»

Y ella, en silencio, respondió: «¡Se han ido

como el barco perdido

que para siempre ha abandonado el puerto!»

O en (Hojas nuevas) “se encuentra uno de los más logrados poemas de Rosalía sobre la mujer del emigrante. En él vemos un retrato de esta mujer fuerte que realiza sola las más duras tareas: siembra el campo, recoge leña en el monte, lleva la hierba y el agua... La rudeza de los trabajos contrasta con la ternura y delicadeza que reflejan sus palabras:

Mi hombrecito está perdido, 

nadie sabe a dónde va...

Anduriña que pasaste con él

las olas del mar

Anduriña vuela, vuela

ven y dime dónde está.

Sevillano, ilustre poeta que vivió, escribió y murió entre 1836 y 1870, el siempre joven Gustavo Adolfo Bécquer, contemporáneo estricto de Rosalía de Castro, y ella de él si a la fama nos ceñimos, escribió unos de los versos más tristes y armónicos de la poesía española, me refiero a los versos LIII de sus Rimas:

Volverán las oscuras golondrinas

en tu balcón sus nidos a colgar

y otra vez con el ala a sus cristales

jugando llamarán.




Pero aquellas que el vuelo refrenaban

tu hermosura y mi dicha a contemplar,

aquellas que aprendieron nuestros nombres…

ésas… ¡no volverán!

El cuento que quizá ilumine más estas páginas, aunque sea una lectura al vuelo, es sin duda El príncipe feliz de Oscar Wilde. También un libro-cuento como el Anduriñas que nos ocupa, es una narración inscrita en las alegorías ejemplares, es decir, está inscrito en la prosa moralizante que echa mano de la fantasía y la magia para contarle al hombre lo que es importante en la vida. La ironía del nombre del cuento radica en la carga moral de su discurso. De manera no verosímil una golondrina hace a un lado la rutina implícita en su impulso natural para relacionarse con el desasosiego de un príncipe profundamente triste por la condición humana dolorosa de los desposeídos. Día a día la desafortunada golondrina se humaniza tanto como lo hace la estatua del príncipe, lo que significa su ruina y muerte. Mientras tanto sabemos de las aventuras narradas de las golondrinas que sí continuaron su impulso migratorio y saben de ríos, desiertos y monumentos de historia y leyenda.

DOS

Aves, migración, puentes, nidos, ojos. Viajes, abandono, desesperanza, reconocimiento. Ocultamiento, melancolía, recuerdo, tristeza. Regreso, vuelo, reencuentro. Todas las golondrinas están presentes en nuestro Anduriñas.

“Los árboles aman las historias; en particular, aquellas que hablan de almas conectadas a través del tiempo y la distancia por fuerzas más antiguas que la magia misma.

“Pero entre todas esas historias, hay una que gustan de contar más que todas las demás. Es su favorita, y estoy seguro de que quien sabe escuchar el rumor de las hojas, sabrá también, que esta historia comienza en un viejo puente de piedra…”

El comienzo de Anduriñas es un marco narrativo. La voz le declara al lector el gusto de los árboles por las historias. Y que las historias hablan de almas (¿personas?) vinculadas en el espacio-tiempo a razón de ser de una magia antigua; y la preferida es justo la que el lector va a leer entre el rumor de las hojas (¿las de los árboles del bosque, las de las hojas del libro?). Y por una mágica razón, el lector sabe ya que lo que sucederá, será en un viejo puente de piedra, ¿o se atreverá el lector a decir que no lo sabe aun cuando ya lo sabe en ese preciso instante en que lo acaba de leer?

Hasta aquí nuestro narrador-marco o presentador, como el que puebla todos esos cuentos de “érase una vez….” Enseguida comienza otro narrador, el encargado de contarnos lo que sucede en ese puente del bosque que permite a las omnipresentes golondrinas posarse, revolotear, convivir.         

Nuestro cuento, a diferencia de El príncipe feliz, narra una historia centenaria, donde el tiempo es el telón de fondo de lo que vemos y leemos. ¿Cuánto tiempo pasa cuando el lector pasa una hoja, una página? Sin duda pasa un momento o un “tiempo”, cuando queremos decir que transcurrió algo más de lo esperado, indefinido pero sensible. O bien pasaron años, quizá siglos o toda una era. “Los pocos que conocieron la verdadera historia de aquellos dos enamorados habían muerto muchos siglos atrás…”  nos dice el narrador casi al final del relato.

Ese tiempo es el inmemorial del bosque con su puente de piedra y la migración de las golondrinas temporada a temporada, pero no los adelantemos.

Sobre ese vetusto puente, “una criatura más del bosque”, danza una hermosa niña del color de la espuma del Atlántico, castaña, y vestida de azul y crema que baila con y observa a las golondrinas que nadan en el azul del cielo. 

Mientras tanto, en ese bosque a la orilla del río que cruza el puente de piedra, apareció un niño de edad semejante a la de la niña, que vemos ataviado con pantalón y abrigo, algo como una bufanda y una boina que le da ese carácter regional. Su vocación es la del coleccionador o recolector de “tesoros”. Verla es como haber “atravesado un anillo de hadas por el camino”, Misteriosa para él, quizá por inesperada, parecía salida de un cuento de hadas, de “meigas”, trasnos y duendes”, de los que sabía por su abuelo.

Ella bailaba en torno y con las golondrinas alrededor del puente y de las aguas del cielo y del río. Aventurado, el niño caminó al puente y al encontrarse con ella la miró mudo. Se quedó sin palabras ante la mirada de la “pequeña gorgona”, como la califica el narrador. Con la mirada sostenida de ambos, él, ante la sorpresa de ella, hizo una reverencia “poposa y ridícula”, lo que provocó la risa en ella. Es a partir de esta clara anagnórisis, es decir, del proceso narrativo de reconocimiento, manifestación o revelación del otro, que comienza la historia que trascenderá  la crueldad del tiempo.

Como toda historia de amor trascendente, la de Anduriñas teje las bondades de uno y la generosidad de otra que se compenetran y hacen posible una transfiguración, donde con el tiempo uno es el otro y los dos son a la vez el mismo. Él le revela a ella el mundo de los detalles y los tesoros ocultos, ella lo inicia “a través de sus ojos” en los lenguajes ocultos de la naturaleza y sus habitantes, de tal forma que “sus mundos se fundieron lentamente en uno solo”. Y así pasaron los años y los veranos.

“... Pero un año, [él] partió y no volvió más” Y lo vemos a él irse. 

Ella es permanencia, él errancia. Ambos, caras de una misma moneda, o como ya nos dijo el narrador, las dos orillas del mismo puente.

Comienza la espera y el declive de un alma esperanzada, luego desesperanzada y triste, para ser invadida por una resignación en el carácter de Penélope. 

En este momento la narración da cuenta de un proceso de descomposición y muerte. La belleza es fealdad, la juventud vejez y la vida muerte.

El bosque y las mandrágoras en un proceso de prosopopeya propio de este tipo de cuentos  consolaron a la muchacha con cantos y flores. Envuelta en una corteza, de madera, del bosque, ella descansa.

La vida en el bosque continuó sin ellos, en medio de un olvido de lo que fuera esta historia de amor.

Pero el bosque en este tiempo sin tiempo hizo posible un renacimiento. Porque todo tiempo de oscuridad es seguido por uno de luminosidad, y el de muerte de vida. De esta forma la niña que vimos ocultarse tras la corteza de los árboles ahora con una mirada aún más profunda vuelve a danzar en los caminos y aquel mismo puente de piedra.

TRES

Lo que sigue es un desenlace mágico con esa fuerza irracional que vence bromas de trasnos o discordias de meigas, donde la vitalidad de las anduriñas retornan de alguna migración para decirle al mundo que los enamorados “volaron juntos en el cielo que se reflejaba sobre las aguas del río”.

Anduriñas es un cuento donde la felicidad es la del bosque que es testigo y partícipe de ese tiempo, de esos tiempos de magia, de encuentros fortuitos y relaciones eternas. El espacio es el bosque y el río y el puente que ocupa una niña que se solaza con el ir y venir de las golondrinas.

Tanto él como ella son seres del bosque y del río. Son sujetos de la narración que con sus acciones nos cuentan sobre lo que son y lo que vale la pena hacer y sentir. Pero así como son del bosque también son migrantes. Los dos están, llegan, se van y vuelven. Ambos son el puente que pisan y el río que fluye bajo sus pies. Él y ella son el bosque y son parte del bosque. Son ojos y miradas fijas que petrifican. Son baile y canto. Son espera y tristeza. Huída y regreso. Troncos, piedras, hojas, puertas y magia. Son el vuelo de las anduriñas.    

FRANCISCO VASQUEZ
Celebramos el jazz mexicano

El 30 de abril es un gran día porque no sólo se celebra el Día del niño en México, sino que la UNESCO propuso celebrar el Día Internacional del Jazz en el mundo desde hace 11 años. En México, la Fundación Sebastian y Matías Carbajal se unieron al festejo y nos ofrecieron un concierto de gran calidad a través de un cartel variado y atractivo que incluyó a Antonio Caraveo Project, FIQUET, Matías Carbajal y Víctor Rincón Jazzozinio Octeto

El concierto duró casi 6 horas y la audiencia no se dio cuenta del paso del tiempo. El programa musical ofreció un buen panorama de la rica oferta musical que en materia de jazz tiene México actualmente. Obras frescas y atractivas que están vinculadas con diferentes géneros musicales como el rock, world music y el jazz clásico con la creatividad como hilo conductor.

Antonio Caraveo Project ejecutó obras como Costa Esmeralda que, de acuerdo con el programa es un songo y se dedica a la riqueza natural de México y el caribe, más 6 piezas más. Fiquet participó con 6 piezas en las que destacó el arreglo de Gabriel Castillo a “Starless” de Robert Fripp y King Crimson. Matías Carbajal acompañado de Víctor Rincón y Víctor Trejo seleccionó una mezcla muy atractiva de su obra en las que estuvieron “Platonic” y “Quijote”, entre otras. Al final, Víctor Rincón con Jazzozinio Octeto convocaron a la velada a Gershwin con “Summertime” en la voces de Verónica Rocha y Alex Bruckner y al propio Víctor Rincón con “Craziness” ejecutada por Tania Guzmán.  

Sin duda fue una gran sesión. Además fue una buena oportunidad para conocer a los músicos mexicanos en la escena del jazz.

Compartimos algunas de las piezas con ustedes en el Canal de Vos en YouTube. 

Otros enlaces

Vos Ediciones

Canal de Vos

Fundación Sebastian

Los artistas

Antonio Caraveo

Fiquet

Matías Carbajal

Víctor Rincón Jazzozinio Octeto

Reseña por
Verónica Orendain

FRANCISCO VASQUEZ
Aunque sea, leer: por el Día Mundial del Libro*

Celebramos este mes el Día Mundial del Libro el 23 de abril. La invitación es hacerlo leyendo. De todo, pero no lo que sea. La lectura de amplio espectro, al igual que la comida, es una necesidad y un privilegio. Sin ella morimos de inanición imaginativa y de conocimiento; y con ella gozamos de los mayores placeres de la vida. Leamos y platiquemos de lo leído con al menos “medio mundo”.    

De los escritores

Tal vez unos cientos, si no es que miles de escritores han compartido sus visiones, opiniones, atavismos, filias y fobias de lo que es leer. Algunos han recomendado lo que se debe, lo que se tiene o lo que se puede leer. Para ello la tradición se ha valido de variadas y ricas maneras de compartirlo. Antes que, o incluso con, los multimedios, el escritor escribe para publicar o al menos para compartir con alguien sus ideas. (El fenómeno de escribir para guardarlo en el cajón y después destruirlo es otra cara de la misma moneda escritural).

Para escribir, un escritor se ha valido, además de vivir, de libros, artículos, tratados, manuales, sentencias, aforismos, versos y poemas; de revistas, folletos, manifiestos, libelos, cartas y “hojas sueltas”; correos electrónicos, tuits, copys, epubs. Ha leído de lo que escribe, de lo que va escribir o incluso de lo que nunca escribió. El escritor escribe para ser leído, criticado, alabado, cualquier cosa menos ignorado. A nosotros nos toca leerlos.

Según los párrafos recién leídos, apenas leídos, seguramente tu mente imaginó nombres de escritores, títulos de libros, revistas, epistolarios propios o ajenos; literaturas antiguas o modernas, libros didácticos, poemas largos o sentencias breves. Quizá pensaste en Homero o Virgilio, Dante o Shakespeare, Cervantes o Borges, Virginia Wolf o Rosario Castellanos. Sea lo que sea que imaginemos cuando leemos, a nosotros nos toca leer.

Desde dónde leer

La modernidad contemporánea, esa que se define vagamente por los años que nos está tocando vivir –sirva la adjetivación para no confundirlos con otras modernidades ni con otras contemporaneidades–, ha creado una falsa disyuntiva, una falsa querella. Una que nada tiene que ver con las de la Antigüedad o de un pasado no tan lejano, como aquella que implicó a abejas y arañas, la de los antiguos y los modernos, se dice; o la de liberales contra conservadores que aún sufrimos con una buena dosis de confusión semántica y oportunismos demagógicos; o la de católicos contra protestantes y viceversa. La del rock contra el pop, sin deslindes ni calidades de por medio; o la del saber a ciencia (“divina”) cierta si el chocolate es bebida o es alimento, deslinde sin el cual no se podía garantizar ni identificar el verdadero ayuno. Pero de todas estas querellas intelectuales, políticas, culturales e intra religiosas, la que mayor falsedad encierra es la que la modernidad contemporánea lanza al ruedo social, me refiero a la de leer en papel (impreso) versus en digital (epub, html, app).

Muchos ya lo han dicho. El reto autoimpuesto por la sociedad es leer, donde sea, como sea, lo que sea, pero leer. Aunque este es motivo de otro texto por su importancia y la extensión que ocuparía, leer “lo que sea” debe someterse a escrutinio. He leído y escuchado al respecto a grandes lectores-escritores-promotores-de-lectura. Siempre me ha venido a la mente comparar lo que se lee con lo que se come. Nunca decimos ni mucho menos deseamos “comer lo que sea”. Ni se lo decimos a nuestros hijos o estudiantes ni a nadie familiar. No pensamos que con “llenar la panza” sea suficiente o saludable, y mucho menos a largo plazo. El resultado sería desnutrición, anemia, atrofia estomacal o intestinal, tal vez hipertensión o diabetes. Pensemos en esto y dudemos del consejo y aquilatemos las consecuencias que conlleva el “lee, lo que sea, pero lee”.

De regreso al asunto, la querella de fondo no es dónde (papel o pantalla) se lee, sino si es de nuestro interés leer. Tal vez quien lee lo hace cada vez más y quizás mejor. Quien no lee, lo hace cada vez menos y de peor manera. Es como escribir “a mano”. Si han pasado años sin tomar un lápiz o una pluma y todo se hace en el celular, la tableta o la computadora, el reto es volver a esa práctica escolar y ver que aquella vieja habilidad de escribir o dibujar, al menos, se ha resentido. Leer versus no leer es el más profundo conflicto que la sociedad libra todos los días. Tal vez me equivoque. Pero no adelantemos conclusiones.      

Las condiciones de la lectura

Se dice también con sabiduría de pueblo que ahora leemos más que nunca. Que se escribe más que nunca. Que se publica más que nunca. ¿Estas afirmaciones contienen algo de verdad?, sin duda. Aunque me parece que son medias verdades. Leemos en los dispositivos que manejamos: periódicos (quizá algunos artículos de prensa, muchas veces en redes, aunque no creo que eso se llame leer periódicos). Revistas, blogs, Facebook, Twitter, Instagram y YouTube (leemos imágenes y videos, véase a Barthes, Eco, Greimas). Sin embargo, aunque los procesos de lectura se modifican con el tiempo (Chartier, Zaid, Cassany), lo que hacemos cotidianamente difícilmente puede calificarse como lectura, ya que cada texto: artículo, cuento, novela, poemario, ensayo (de cualquier naturaleza) demanda el tipo de lectura y tipo de lector que necesita para poder existir vivamente. Con esto vienen algunas de las condiciones sine qua non de la lectura: concentración, paciencia y constancia.

Todos emprendemos lecturas. Y desde que somos pequeños la sociedad nos hace una invitación algo forzada a “aprender a leer”. Desde casa o la escuela, la lectura se aprende. Salvo alguna enfermedad diagnosticada, un niño de 7 años puede gritarle al mundo: “ya sé leer”. Y de ello se siente orgulloso y normalmente es un fiel practicante: lee los anuncios publicitarios, los avisos televisivos, sus libros de texto, los folletos callejeros y religiosos, quizá algo en revistas o libros en casa o en la escuela, y ahora toda expresión escrita que se tope en internet o aplicaciones.

Este entusiasmo inicial puede irse diluyendo, escurriéndose de entre las manos de la persona hasta, muchas veces, caer en el abandono o la franca displicencia. Lo que fue alegría por la lectura se convierte en desprecio u olvido. Lo que digo se puede validar en miles o millones de personas en México que, a sus 15 años, son incapaces de comprender un texto informativo o disfrutar de unos versos, de ejercer su derecho de completar su alfabetización con el goce que da dialogar con quien escribió un artículo de revista o una novela hace doscientos, cien o cinco años. Lo contrario a lo descrito sucede cada vez con menos personas.

Un caso: a los 18 años de edad una persona que ha finalizado con calificaciones promedio el bachillerato debe ser capaz de leer poemas de una antología al menos en su idioma materno, un manual de historia del derecho, las cartas que Van Gogh le escribió a su hermano Theo o el Eclesiastés. Así como un texto introductorio a la anatomía, un manual de termodinámica o de codificación en Java. Quizá aún esté fuera de su alcance el Tractatus de Wittgenstein o los escritos de Lacan. Si no se ha interesado, y aun así, en filosofía o psicología, quizá la comprensión cabal de esos textos le esté vedada.

No obstante, la pregunta quizá deba estar dirigida hacia el interés de las personas por descubrir lo que dijo Descartes respecto a la identidad y cómo podemos sistematizar los conocimientos o bien qué es lo que se dice hoy de la teoría de cuerdas o bien qué se ha descubierto sobre la forma en la que aprendemos a pilotar un avión sin subirse a una cabina de avión, y para ello usar la habilidad que ejercía a los 7 años con el orgullo de quien descubre una isla y la habita.      

Este artículo se publica de manera simultánea en varios medios*

Texto: Paco Vasquez Twitter: @asiriax - Imagen: Twitter: @emperatriz07 Twitter: @EdicionesVos

FRANCISCO VASQUEZ
25 años ha, de 30+ discos que

La siguiente lista comentada de 30+ álbumes publicados en 1997 y que, en consecuencia, cumplen 25 años obedece a dos sencillos criterios: que ofrecen algún tipo de novedad o aporte musical o estético y que en su mayoría los tuve y los tengo en mi discoteca en CD e influyeron en mi segunda juventud, ya de la mano de Verónica, cuya complicidad melómana está presente en todo momento.

En 1997, para quienes no hayan sido invitados, fue un año en el que se vivía esa tensión premilenaria a la que aludió Tricky justo un año antes; tensión que se dejaba sentir al menos desde 1995.

Un breve repaso nos recuerda que en 1995 se lanzó el sistema operativo Windows 95 de Microsoft, sistema que transformó el uso de las computadoras en todo el mundo, sin dejar de lado que la música de apertura del sistema la compuso el creador del ambient, Brian Eno.

En México, en 1997 se comenzaba a popularizar el uso del e-mail estrictamente personal. No sé si se debió a un protocolo de sistema, pero recuerdo que en mi trabajo de entonces me pidieron que el nombre sólo podía ser de 8 caracteres, ni uno más ni uno menos; se conectaba uno a internet por el módem telefónico y los monitores eran monocromáticos. 

1997 fue el año de la transición política en lo que aún se llamaba Distrito Federal. México vivía el día a día de una de las mayores crisis políticas y económicas, hábilmente manejada por Ernesto Zedillo. El neo zapatismo del Subcomandante Marcos gozaba de un creciente prestigio internacional y el Tratado de Libre Comercio aún no demostraba todas sus capacidades. Los gobernadores eran Priistas, salvo tres, incluyendo al futuro presidente Vicente Fox (PAN) en Guanajuato.

Lo que aún no sucedía también es de llamar la atención: las torres gemelas aún estaban en su lugar, las repúblicas ex soviéticas estaban en un precario acomodo o en franca guerra geno y fratricida (Yugoslavia); Yahoo! era el sitio de búsqueda por excelencia (Google no existía, iniciaría operaciones el año siguiente); el chat dominante era ICQ (1996); la gente leía libros (no blogs ni ebooks) o fotocopias; los teléfonos celulares eran eso, teléfonos; apenas iniciaban los juegos en móviles como el Snake de Nokia. Amazon tenía escasos tres años de existir y era una librería que vendía en internet libros físicos y Netflix no existía, íbamos al cine comercial o mejor, a la cineteca, a ver buen y mal cine. 

Había conciertos masivos de rock y pop, la música electrónica como el Techno, el House y derivados que venían de los años ochenta de Estados Unidos e Inglaterra se mantenían en circuitos underground; y la música electrónica europea estaba apenas despuntando para el mercado latinoamericano. La industria musical se difundió masivamente en CD (el vinilo estaba prácticamente desaparecido, el casete sí se vendía y el streaming no existía, incluso no existía Napster, tecnología que revolucionó -por no decir, destruyó- lo que se conocía hasta entonces como industria musical).

En ese año de 1997 sonaron como novedades en la radio y se vendían en las tiendas (físicas: Tower Records, MixUp, etc.). Demos un paseo parcial de lo que fue ese año para nosotros en lo que se refiere a música popular: pop, rock, metal, escénica, soundtracks, electrónica y variantes. 

Nota: el orden de la lista es cronológico, según las fechas oficiales de publicación; y a todos los discos vinculé al menos un enlace a YouTube. No obstante, recomiendo escuchar los que sean de interés en plataformas de audio en orden de calidad o acceso: streaming (Spotify, Apple Music, Tidal), cassettes, CD o vinilos, de ser el caso.  

Homework de Daft Punk (20 de enero): largas discusiones si este grupo, disco y canción tendrían algún tipo de futuro. Con la chocante y bellísima pieza, no sabría explicar por qué, “gané” una de tantas discusiones estéticas con Vero (casi siempre pierdo), y en ese 1997, con “Around the World”, comenzó el futuro. Ahora mismo ya está disponible la versión de aniversario de este disco.

Earthling de David Bowie (3 de febrero): en este disco número 20 de su carrera participó Gabrels Reeves (desde Tin Machine), Brian Eno y Trent Reznor (mira como atemoriza al inglés en “I'm Afraid of Americans”) (de NIN). Con una crítica más bien adversa y reticente, más enfocada a los primeros “Five Years” del artista, este disco me parece que aporta sonidos inimaginados con anterioridad, con voces más agudas, sonidos chillantes y una buena dosis de techno postindustrial para las pistas de baile. Por cierto, ese año vimos a Bowie en concierto en el Foro Sol. Inimaginable. (Cantó “O Superman” de Laurie Anderson).

Ultra de Depeche Mode (3 de febrero): con el paso del tiempo, parece que las canciones de este disco podrían soportar una gira en pleno 2022. No es que no tengan algo de polvo sobre sus piezas, pero seguramente es polvo estelar. A diferencia de muchas bandas de estos géneros que a veces deben actualizar a su frontman o cantante, DM cuenta con dos voces excepcionales. David Gaham es la inconfundible voz de esta banda electrónica, pero ¿nos damos cuenta cuando Martin Gore toma el micrófono? Pasamos de “Useless” con uno a  “Home” con el otro. Con solo dos conciertos como “gira”, este Ultra es excepcional.        

Blur de Blur (10 de febrero): volver a su sonido es un auténtico viaje en el tiempo y a aquel MTV que aún difundía videos musicales. Cómo no cantar (o intentarlo) con “Beetlebum”, gritar y agitarse en un movimiento sin sentido con “Song 2” o videojugarse el alma con esos sonidos pre-Gorillaz que es “On Your Own”, apenas un año antes de la aparición de la videobanda.

A Short Album About Love de The Divine Comedy (10 de febrero): este breve disco sobre el amor de estos peculiares irlandeses, sobre todo por su líder y cantante, el ahora cincuentón Neil Hannon, es la faceta amorosa de su disco anterior, Casanova, más explícito y carnal, como podemos adivinar. A short… Circuló en medios poco accesibles, pero el sencillo “Everybody Knows (Except You)” alcanzó cierta difusión en la radio nacional, aunque mi preferida ahora que lo escucho es sin duda “Someone”, a la crooner style (dejo acceso a versión en vivo).

Lost Highway, película de David Lynch. Soundtrack (18 de febrero): hecho a la media para la enigmática cinta de Lynch, el despliegue de talento musical es manifiesto: The Smashing Pumpkins, Marilyn Manson, Rammstein, Lou Read, NIN (“The Perfect Drug”), David Bowie (“I’m Deranged”), Barry Adamson y por supuesto Angelo Badalamenti (“Police”) (con el director desde Blue Velvet y Twin Peaks), todo producido por Trent Reznor.        

Orblivion de The Orb (24 de febrero): en el orden de publicación, sonó en la radio el sencillo “Toxygene”, insistiendo en samples y mezclas, con ese big beat urbano tan característico, con video caleidoscópico y saturado consecuentemente, propio de los recursos de la época. Un gran aporte a la electrónica de baile de ese abundante año.   

The Boatman's Call de Nick Cave (2 de marzo): número diez en su discografía. Es difícil decirlo, pero puede ser su mejor disco hasta ahora, y un primer verso basta para afirmarlo: “I don’t believe in an interventionist God” de “Into My Arms”. El resto del disco es la consecuencia de la belleza que cae nota a nota. Sin la violencia seductora de otros trabajos del australiano, deja de manifiesto su mayor talento que algún demiurgo le otorgó: la escritura de canciones de amor y su contrario. Una muestra: “There is a Kingdom”   

Pop de U2  (3 de marzo): ¡ufff! A la crítica: gustó mucho, poco, nada… A mí: me gustó, luego menos, casi nada. Buen disco. Lo tuve y lo escuché, pero los “rockeros”, que no estaban listos para la pista de baile, se fueron con la finta de “Discothèque”. No obstante, “Staring at the Sun” es memorable. Hay que decirlo… U2 se ha ido desdibujando y cada uno identifica el momento en el que esto comenzó a suceder.

Volcano Songs de Meredith Monk (11 de marzo): neoyorkina, su voz y su manera de crear e interpretar la música son únicas. Para tener una idea de lo que estamos hablando, escuchen su “Early Morning Melody” del gran disco Book of Days, o bien “Solos-Offering” de Volcano Songs. Monk es a la música vocal lo que DJ Shadow es al sampleo (quien por cierto samplea “Dolmen Music” de Meredith Monk en “Midnight in a Perfect World”).

¿Dónde jugarán las niñas? de Molotov (11 de marzo): primer trabajo del grupo, este disco significó mucho para la cultura popular en México. Hoy quizá no podría ser. Su música bien articulada y poderosa, transfronteriza en esencia, sirve de vehículo para las canciones que irrumpen el paisaje lírico más o menos convencional. ¿Ejemplos?: “Voto latino” o “Gimme de Power”, pero sobre todo “Mátate Teté”, “¿Por qué no te haces para allá?... al más allá” o “Puto” (y con esta canción Molotov debería abrir un partido de la FIFA).

Dig Your Own Hole de The Chemical Brothers (7 de abril): dejando de lado la calidad de este digno ejemplar del Big Beat, son imperdibles sus videos, que son nuestros, como “Elektrobank”, donde la sincronía imagen en movimiento y música son excepcionales.

In It for the Money de Supergrass (21 de abril): curiosamente, ¿o no?, el dinero lo es todo para los punks, claro que de manera distinta, quizá inversa, que para el resto de los mortales. Por eso este disco. Su sonido es envolvente, ríspido, aunque altamente melódico. Su éxito se debe quizá a que gusta a los oídos pop y punk por igual, ambos por las razones equivocadas, ¡qué se le va a hacer! Escuchemos el sencillo “Cheapskate”.   

Bricolage de Amon Tobin (19 de mayo): debió ser en MTV donde escuchamos esta primera entrega de Tobin como tal, junto con Aphex Twin y Future Sound of London, entre otros de su ralea. Su sonido es tan sorprendente como lo fue en su momento, y aún hoy, el de DJ Shadow en su Endtroducing de noviembre de 1996, apenas 6 meses antes del trabajo de este brasileño innovador. Una muestra de la síntesis de IDM y Trip Hop: “Wires & Snakes” o “One Day in My Garden”. 

Terror & Magnificence de John Harle, Elvis Costello, Sara Leonhard y Andy Sheppard (13 de mayo): este CD llegó a casa porque lo adquirimos en una cafebrería conocida de Polanco, lugar de asiduidad en aquellos años. Las decisiones giraban en torno a una sabia disposición del monetario y en esa ocasión ganó el que sería una de las colaboraciones más sólidas entre un músico popular con voz peculiar como Costello y la educada formación clásica de Harle. Escuchen esta hermosa canción de Shakespeare con la JH Band y el Balanescu Quartet, por si algo faltase: Come away, Death.

The Colour and The Shape de Foo Fighters (20 de mayo): es el primer disco (¿o el segundo?) de esta alineación tras el siucidio asistido de K. Cobain y la desintegración de Nirvana, la banda insignia del grunge. Aunque no logran desprenderse del sonido anterior (escuchen “Monkey Wrench”), es un buen comienzo de lo que ahora conocemos de una carrera más exitosa comercialmente que sólida en su propuesta musical. No obstante, David Grohl y equipo lograron canciones memorables y carismáticas, como “Everlong” o “My Hero”.    

Ok Computer de Radiohead (21 de mayo): se disputa los mejores lugares de las tablas mundiales como el mejor disco de todos los tiempos. Así es la calidad de este disco inesperado, insuperable, inaudito, como se demuestra en letra, música y video de “No surprises”. Y con “Exit Music (For a Film)”, en excelente versión de Brad Mehldau y su trío.

Ladies and Gentlemen We Are Floating in Space de Spiritualized (16 de junio): competencia directa, ante la crítica musical del momento, de otros dos discos enormes como son el Ok Computer y Urban Hymns, los inspirados en las bebidas espirituosas como el Pernod y en el espacio sideral (en línea con una larga tradición inglesa (cf. Bowie, Pink Floyd o el mismo Radiohead), trazan estas 12 canciones de tintes filosóficos y una serie de texturas melódicas excepcionales. Del track que le da nombre al disco, o “Electricity”, “Broken heart” o “Cool waves”... Aunque sin temor a equivocarme, la cereza del pastel que se confunde con el pastel mismo es “Cop Shoot Cop”. Disfruten sus 17 minutos. 

The Fat of The Land de The Prodigy Ť (30 de junio): Parecía que después de Music for the Jilted Generation, su disco anterior, no podrían hacer algo mejor, hasta que apareció este, su tercer disco, que conquistó salones de baile, raves y festivales; con Breathe, QEPD Keith Flint.

Vanishing Point de Primal Scream (7 de julio): un año antes (aunque quizá lo escuché ese mismo año del 97) se publicó la película y soundtrack Trainspotting (Danny Boyle-Irvine Welsh). Sobra decir la importancia de esta banda sonora para los jóvenes que éramos ese año. Un desfile esquizo de descubrimientos y re-descubrimientos: Iggy Pop, Brian Eno, Lou Reed, Pulp, New Order, Blur y, claro, Primal Scream, con sus 10:36 en “Trainspotting”, parte del álbum que nos ocupa.      

Premiers Symptômes (EP) de Air (29 de julio): y comenzó doblemente con este par que, junto con DP, matizó ese duro sonido anglo al que estamos acostumbrados. Suavidad, cordura, electrónica ambiental, voces sintetizadas, retrospectiva estética y musical. De esto hablo: “Le soleil est près de moi”.

Be Here Now de Oasis (21 de agosto): pero este álbum parece ser el primero. Con éste en verdad nacieron. Retro-beatles, con sus peinaditos de los Hermanos, y la calvita de otro, y las chaquetas en D'You Know What I Mean? estilo militar, posbélico, industriodecadente, llamando a la insolencia propia de este gran grupo mancuniano que por fortuna ya no existe. Y no se pierdan la rollingstoniana “Be Here Now”. 

Let's Get Killed de David Holmes (8 de septiembre): resultado de exploración y pesquisas en tiendas de CD, es la aparición de este disco maravilloso y sorprendente. Ahora sé un poco más de Holmes y de su aporte como DJ y músico desde la electrónica para películas (imperdible la música de la trilogía Ocean's). Pero escuchen: Gritty Shaker de este gran disco. 

Forest for the Trees de Forest for the Trees (9 de septiembre): disco único, sonido único, mezclas inéditas, ambientes discordantes, ritmos locamente íntimos, voces melódicas, intervenidas, rapeadoras, rotas, como en “Dream”. El CD está en mi estantería desde entonces. Suena sin regularidad en casa, y cuando lo escucho pienso: “este todo y nada que es, según la crítica del álbum en su año, ¿se lo robó Madonna?  

Buena Vista Social Club de Ry Cooder (16 de septiembre): exquisita banda sonora, ya que el film de Wenders aunque es delicioso, lo es por la música que documenta. Es más “la cinta de la música” que “la música de la película”: vemos la música. Aunque es casi un trabajo arqueológico, Ry Cooder ayuda a revelar lo que el tiempo, pero sobre todo el régimen comunista tenía fosilizado desde la era de Batista. Sin espacio para hablar de todos, Compay Segundo, Rubén González, Ibrahim Ferrer, Omara Portuondo le dan dignidad a esa vida musical que va del son montuno y el bolero a las cálidas melodías tropicales con vaivenes de palmeras, es decir, de algo como “El cuarto de Tula” a “Murmullo”.    

Homogenic de Björk: otro disco que puede ser el mejor, desde muchos puntos de vista, de su compositora y cantante, del género, de la década. Porque es Islandia completa; porque es un aporte a la música conceptual, al pop lírico y a la música electrónica: bailable e intimista a la vez. Memorable es la “mise en abîme” de “Bachelorette”.

Dots and Loops de Stereolab (22 de septiembre): influenciados por un sinnúmero de estilos, esta banda retro inglesa significó con este disco un parteaguas en la forma en que escuchábamos rock: porque no lo era. Mezcla de sonidos analógicos y sintéticos, de armonías agradables y voces en francés, Stereolab reunió un tipo de post rock con la música de cine estilo Francis Lai, como se puede escuchar en “Miss Modular”.    

Urban Hymns de The Verve (29 de septiembre): su insolencia tuvo un precio. Richard Ashcroft y compañía comparten créditos con los imparables M. Jagger y K. Richards por un ejemplar sampleo, además de que el video de “Bitter Sweet Symphony” es altamente representativo de esos vándalos del britpop. No olvidemos a “Lucky man” (que no era el cantante), en esta versión en vivo.

Portishead de Portishead (30 de septiembre): el segundo de sus discos es mejor que el primero y no sé si un poco menos excepcional que el tercero. Los de Bristol, con Beth Gibbons a la voz, crean melodías, ritmos suaves, dub, scratch y todo lo hacen a la perfección. Juzgue en el video original: “All Mine” y uno en vivo: “All Mine - Live at Roseland NYC”.

Time Out of Mind de Bob Dylan (30 de septiembre): luego de vagar en un submundo de la fama, Dylan se encontró con el canadiense Daniel Lanois, quien lo produjo, y juntos crearon esta discreta obra maestra. Un tanto lejos de mi radar en aquel año su presencia fue clara, no obstante. El ahora Premio Nobel de Literatura, escribió esto en Not Dark Yet.

Soul of The Tango de Yo-Yo Ma (Piazzolla) (2 de octubre): Ma no es sólo un intérprete de música clásica, como Bowie, como Eno, Ma es una institución, es un continente, es un cosmos. Ma no busca, Ma encuentra. Un ejemplo es este disco del 97, donde presta su forma, existencia e instrumento para que Astor Piazzolla (1921-1992) nos hable de nuevo: del bandoneón al cello, cada una de las piezas del disco son una revelación y un misterio. De “Libertango” y “Milonga del Ángel” a “Regreso al amor”.      

Come to Daddy (EP) de Aphex Twin (6 de octubre): en otro orden de música, fuimos testigos en video (antes de YT, estaba MTV) del aterrador “Come to Daddy”, fabricante de pesadillas. No hay mucho más que decir, excepto que, a su manera, Richard D. James demostró al mundo el poder del IDM.

Around the Fur de Deftones (28 de octubre): con éste, el segundo de sus discos de estudio, la banda de California traza una línea clara para separarse del Metal (sin negarlo) y construir su propia identidad: poderosos y ruidosos a la vez que melódicos, la voz de Chino Moreno de la mano de los efectos de Frank Delgado. Con “My Own Summer” los Deftones se sumaron al soundtrack de The Matrix, junto a Ministry, The Prodigy, Rob Zombie, Rage Against the Machine et al., perfilando una genealogía musical y estética.     

Reload de Metallica (18 de noviembre): qué decir que se pueda decir. Tras el vidrio, en los controles estuvo nuevamente el canadiense (¡esos canadienses!) Bob Rock, como en el Black Album y Load. Omnipresente en 1998, ya que salió a finales del 97, cuenta con algunas peculiaridades, como la gran colaboración de Marianne Faithfull en The Memory Remains en video memorable; y la segunda parte de The Unforgiven, The Unforgiven II, con un video igualmente perturbador y la voz de Hetfield más profunda, clara y poderosa.

Hallway of the Gods de The Legendary Pink Dots (s/f 1997): apenas dos años antes, en diciembre de 1995, Vero y yo corrimos de un compromiso eclesiástico a la zona escultórica en Ciudad Universitaria, donde nos encontramos con nuestros amigos Carmen y Humberto, para ver y escuchar a los LPD, en la que parece ser la única vez que han venido a México. Este disco de 1997 fue su siguiente lanzamiento. Un tanto más íntimo, la psicodelia permanece, lo mismo que ese estilo oscuro, con algo de terror y siempre misterioso. La peculiar voz de Edward Ka-Spel unida a la música sin prejuicios característica del grupo, se mantiene vinculada, de muchas maneras, al sonido de grupos como Can o Neu!, Pink Floyd o David Bowie. Los dejo con “On High” y “Lucifer Landed”.

Texto: Paco Vasquez Twitter: @asiriax - Imagen: Twitter: @emperatriz07 Twitter: @EdicionesVos

FRANCISCO VASQUEZ
Los juegos y las terapias de Alejandro Jodorowsky

Alejandro Jodorowsky (@alejodorowsky) cumplió este mes 91 años de edad. Yo, el día de hoy, cumplo 50. Es un cierto juego con los números lo que nos define, nos perfila, nos ubica culturalmente. Las palabras y los números tienen y cumplen esta característica tan humana.

Por la mañana escribí a algunos amigos y familiares que el 2020 es año bisiesto. Febrero tiene 29 días. Y hoy es 20 del 02 del 2020. Lo que significa que es una verdadera fecha binaria: 0 y 2: 20022020. Aunque en sentido estricto no es capicúa, que sí lo fue en el 2002, con reconocimiento del pánico arrabaliano con postal de por medio, celebro pánicamente la multiplicación por dos de 25 (años).

Estas palabras un tanto auto encomiásticas, o esotéricas, como las calificó una buena amiga, obedecen más a un juego que a una descripción cierta, apuntan a un ludismo pánico, donde el binarismo, por ejemplo, es más un trompe-l'œil que una verdad cierta.

Dicho de otra forma, mi comentario, mi número de cumpleaños -y el de Jodorowsky- es una máscara, es una hermosa convención cargada sólo de significado y sentido si se le da sentido y significado. Considero que los cumpleaños, y los festejos de cumpleaños, no deberían existir, al menos no como los concebimos.

Cada año de vida es un don; pero no es uno mayor al de la muerte que llega en el momento preciso. Lo mismo es una calamidad si el cuerpo y la mente (difícilmente se mueven por separado) están atrofiados o si la muerte llega violenta e inesperadamente, contra todo deseo razonable.

Hace 19 días escribí sobre mi experiencia en una sesión con la DJ Ellen Allien (en el capicúa 02022020); ese día comenzó lo que denominé "mis festejos", a lo que Vero llama mi "Jubileo", el grito de alegría y la edad de la jubilación según algunas tradiciones judías. Además, dicen que el oro es el metal de los cincuenta, lo que la plata es a los veinticinco (opto por dos veces plata). 

Y para continuar, el pasado domingo 16 fui conducido a una representación de "El juego que todos jugamos", de Jodorowsky. No cometeré la impericia de contarles de lo que se trata; primero, porque tiene representándose en México cincuenta años, desde 1970, y quien no la ha visto, seguramente la verá; y segundo, porque es irrelevante, hasta cierto punto, saber o decir cuál es su asunto. Huelga decir que en todos estos años la obra del creador de El Topo (1970) fue detectada por algunos de mis sentidos desde que tengo uso de razón: en las marquesinas de Insurgentes, en los periódicos, en la radio y, eventualmente, entre amigos o enemigos (del creador, no míos).

Le atribuyo al azar que la obra y yo tengamos la misma edad; y le otorgo a la libertad de tránsito (y el haber recibido una invitación conmemorativa) haberla visto finalmente.

Conocí el trabajo de Jodorowsky mucho después por sus películas y algunos libros, que he ido royendo con paciencia, desde los Juegos pánicos (gracias a Humberto Delgado), la Psicomagia. Una terapia pánica (1995) y Donde mejor canta un pájaro hasta sus películas más sonadas y accesibles (la ya mencionada, Santa Sangre (1989), Fando y Lis (1967), La Montaña Sagrada (1972).

Y precisamente en aquel 1995 conocí a Jodorowsky en la presentación de su Psicomagia, donde aborda esa mezcla particular de psicología y actos pánicos, entendidos como aquellos actos personales cargados de significado con un fin curativo: hablar no es suficiente, actuar pánicamente (actos extremos, no pocas veces dolorosos) es indispensable para curarse.

Como digo al comienzo, una especie de azar pánico casi "capicuano" me reunió con Alejando, su trabajo de medio siglo de vida me provocó volver a mis años de la carrera en letras y mi tesis (saludos a Claudia Kerik) donde lo conocí junto al mágico Roland Topor y al Sátrapa Patafísco Fernando Arrabal (@arrabalf, a quien recurrí como motivo de mis ideas en formación sobre la literatura, el arte, la vida, y a quien conocí y entrevisté no sin su generosidad en París un par de ocasiones, y donde platicamos precisamente de los años de formación del Movimiento Pánico y la estrecha relación que Alejandro y él, Fernando, tienen hasta el día de hoy.)

¿Tengo pendientes con Alejando Jodoroswky? Él es un hombre-arte. Un humanista en el sentido clásico del término, pero también es un sujeto medieval, un integrador de saberes, un buscador permanente de sabiduría y un canal de conocimiento. Lo que tiene lo da. No por ello, o precisamente por ello, es considerado un charlatán, un improvisado, un nigromante, un simple provocador. Pero ahí radica precisamente su virtud.

Decía, ¿pendientes con él? Sí. Muchos. Uno de ellos, quizá el más importante: no he podido asistir a su "Cabaret Místico" en París: "Comencé a dar conferencias gratuitas los miércoles -anota AJ en su Cabaret místico (2008: 10 )-. Por sentido del humor, las definí como un servicio individual de salud pública. Me propuse realizar durante hora y media una terapia colectiva, aplicando el resultado de mis búsquedas teatrales... fiel a mi decisión, sin abandonar nunca, he dado estas charlas con la sala del dojo [recinto sagrado para el entrenamiento de karate] llena, durante más de veinte años."

Alejandro Jodorowsky (@alejodorowsky) cumplió en este mes 91 años de edad. Yo, el 20 de febrero cumplí 50. Leerlo nuevamente, leer lo que no he leído de él será una de mis mayores alegrías al menos este año del señor dos mil veinte.  

Coda referencial:

Paco Vásquez @asiriax   

FRANCISCO VASQUEZ
La errata de Francis George Steiner

George Steiner nació el 23 de abril de 1929, el día en el que, años después, se celebrara por primera vez el Día Internacional del Libro en honor de Shakespeare, Cervantes y el Inca Garcilaso. Si existe (me resisto conjugar en pasado) un hombre de letras a cabalidad es él. No es el único, claro; hace escasos tres meses nos llegó el mensaje del fatídico deceso de Harold Bloom (1930-2019). Dos gigantes de la literatura, del análisis, de la crítica cultural, del periodismo: dos humanistas en todo el sentido de la palabra, antes de la depauperación del término por políticos y activistas.

George Steiner construyó su trabajo y su vida en torno a la literatura y con ello hizo literatura. Su ausencia del canon académico universitario da cuenta de ello. Nadie quiere porque nadie puede, al parecer, abordarlo: él como Bloom son amenazantes. Leerlos significa desnudarse, decidir empequeñecerse para aprender de cero lo que consideramos sabido. La claridad de sus ideas respecto al lenguaje, a los géneros, a los idiomas, a la conjetura, a la filosofía de los escritores y al arte de los filósofos es maestra. 

Los maestros de Steiner son los mismos que los de cualquiera de nosotros, salvo que él parece haberlos escuchado mejor y con sus enseñanzas haberlos trasvasado delicada y nítidamente a sus escritos personalísimos. De Heráclito a Pitágoras, y de la tríada clásica integrada por Sócrates, Platón y Aristóteles, hasta Tolstoi y Dostoievski, Heidegger, Benjamin o Wittgenstein, Steiner trama, es decir, teje una compleja y prístina red de relaciones en torno a la enseñanza de los maestros y el aprendizaje de quienes militan en el "discipulazgo".

Fue en un libro, Lenguaje y silencio: ensayos sobre la literatura, el lenguaje y lo inhumano, un ensayo hecho de ensayos (género que elevó a alturas insospechadas) donde primero lo conocí, y por el que casi dejo de leerlo a partir de entonces, por la sencilla razón de que, en mi lectura escolar, Steiner vitupera y "desprecia" el trabajo del crítico literario, al grado de considerarlo un parásito del verdadero artista: el poeta, el novelista, el cuentista... y eso era una afrenta al llamado de convertirme en eso, en estudioso, en académico, en crítico literario. Cerré su libro "para siempre", me dije. Y así lo hice... por un tiempo.

(¿Unos años después?). Volví a ese libro (una Amiga (@emperatrix07) lectora leyó y quedó fascinada por el ensayo sobre Próspero Mérimée, autor de la famosa Carmen, opera de Bizet) y a otros; leí con mayor cuidado, renuncié, en un pacto silente, a lo que creía saber y aprendí (creo haberlo hecho de alguna forma) en cada página, en cada párrafo, en cada oración a sentir las ideas, a ver la función interpretativa del crítico, a conocer a ese interlocutor que es el escritor a través de su poema o su novela; y también supe distinguir y moverme entre la honesta trampa del ensayista, del modesto ensayo de lo que se dejó de lado y saber que las verdaderas disyuntivas humanas son aquellas que nos dejan sin elección.

Por la noticia de la muerte de Steiner he leído algunas palabras publicadas de Adolfo Castañón: Un recuerdo de George Steiner, de Christopher Domínguez Michael: George Steiner 1929-2020, de Rafael Rojas: Steiner: la nostalgia del moderno, entre otros. En ellas se dice mucho del crítico desde la perspectiva personal de cada escritor; si lo conocieron personalmente o no, la suma y la importancia de sus lecturas, el carácter más bien melancólico del autor de Los logócratas, su poliglotismo, su sabiduría en torno a la literatura, la filosofía y la cultura europea. Rojas no resiste la tentación de vincular la memoria de Steiner con la situación del Reino Unido:

Ha muerto George Steiner, en los mismos días que Gran Bretaña abandona la Unión Europea, y es inevitable relacionar ambos ocasos. En Steiner, un judío nacido en Francia, familiarizado desde niño con el alemán, el inglés y el italiano, y con  prolongadas residencias en Nueva York, Londres y Cambridge, la idea de Europa tomó cuerpo. (La Razón, RR, en: https://www.razon.com.mx/opinion/rafael-rojas-steiner-la-nostalgia-del-moderno/)

Respecto al Steiner educador, Dominguez Michael lo comenta:

Frente al desastre de la educación en los antiguos reinos donde brillaron las Luces en el siglo XVIII, Steiner propuso el regreso a la memorización y a las humanidades clásicas. Pero nunca fue un anticuado ni un anacrónico y, si bien padeció de estupor ante el nuevo siglo, se alegró de que las nuevas tecnologías llevasen a Mozart o a Stendhal hasta el más lejano rincón de la tierra, con solo dar un clic. (Letras Libres, CDM en: https://www.letraslibres.com/mexico/literatura/george-steiner-1929-2020).

Y Castañón recuerda haber conocido a Steiner por la intervención del poeta David Huerta en 1974, y también relata una anécdota de la generosidad intelectual de Steiner para con él, "inmortalizándolo" en un breve texto ficcional:

Cuál no sería mi sorpresa al encontrarme en las páginas finales una ficción, “A cinq heures de l'après midi”, donde aparecía un maestro de poesía y de literatura, discípulo y lector de Octavio Paz, llamado Roberto Casteñón, que convencía a un puñado de jóvenes de hacer un improbable viaje a Colombia para luchar con las armas de la poesía contra la violencia desatada por el narcotráfico. Cuando le hablé por teléfono para agradecerle el guiño y pedirle permiso para traducirlo, se rio y me dijo que podía yo hacer con el texto lo que quisiera, pues era mío. (Letras Libres, AC en: https://www.letraslibres.com/mexico/literatura/un-recuerdo-george-steiner).

He comentado que Steiner tenía una opinión demasiado modesta de su oficio como crítico literario. No se sentía a la altura de la literatura que leía, criticaba, glosaba e interpretaba. No obstante, su trabajo como lector lo hizo un crítico excepcional, un teórico del lenguaje y un visionario de nuestro tiempo, un sabio bibliofilo.

Creo que eligió el subgénero más modesto para mostrar su grandeza como narrador, ensayista personalísimo y hacedor de su misma persona y de su mundo: Errata: el examen de una vida (Siruela, 1998), que leí en su momento casi de un tirón, es esa autobiografía de nombre excepcional ("Escribía bien. Titulaba mejor", dice Daniel Gascón), sólo comparable a la memorable Autobiografía (Acantilado, [1936]) de Chesterton en el siglo XX.}{

Paco Vásquez @asiriax 

Imagen: foto ilustrada por Karim Meza

FRANCISCO VASQUEZ
Ellen Allien : el número de la alienígena 0202022020

Comienza febrero de la mejor manera posible, con la divina Ellen Allien desde Berlín en los controles de las tornamesa para hacernos bailar frenéticamente durante más de 4 horas. Radiantemente rubia, sonreía y dialogaba conmigo (y algunos otros que por suerte y osadía se habían colocado al frente de la mesa).

Para quien no la conozca, Ellen es quizá la DJ más emblemática de Berlín desde la caída del Muro. Tenía escasos 9 años cuando Bowie compuso su "Heroes" y fue parte del auge del techno alemán de finales de los ochenta y principios de los noventa.

Compositora, DJ y productora, creadora del sello BPitch Control, ha impulsado ahora grandes como Modeselektor y Apparat (a quien vimos también en México el noviembre pasado en el Mutek).

Este primero de febrero no comenzó cuando el sol se metió, sino al punto de las 11 cuando DJ sueco,  abridor de la sesión, Olle Bergkvist comenzó a dar vida a decenas, después centenas de entusiastas del techno en sus más variadas frecuencias y estilos. Tres horas de Olle apenas fueron una demostración del enorme talento, sutil y enérgico, a ratos violento y cálido, del gélido y pequeño hombrecillo blanco con camiseta negra venido del frío polar sueco.

Enseguida, tres horas después, Ellen Allien apareció, ya en el ¿capicúa? 0202022020. A las dos de la mañana del día dos del mes dos del año del señor veinte veinte. Y así comenzó lo que fue una de las noches más demandantes de mi vida, siete horas de pie, sin ir al baño, con un cuarto de botella de tequila, sin mucha agua, bailando como se puede bailara el techno a mis 49, sudando, y sudando, y sudando.

No fui solo. Verito y Karim, sobrinos incansables de fiestas posmodernas, estuvieron ahí, al ritmo de Suecia, Detroit, Chicago, NYC y Berlín. Así como mi compañera (siempre) de bailes, Vero, quien hizo de todo, como siempre: bailó hasta sudar, escuchó la música siempre con ese sentido crítico que la caracteriza, identificando ritmos, melodías y sonidos, muchos sonidos venidos de las catacumbas del techo, del electro, del house y del IDM más variado y rico que hemos explorado juntos, intensamente, desde hace algunos años.

Además documentó la sesión, tomo fotos y video de las muchas horas de música y baile, del ánimo de Ellen; registró sus movimientos, sus habilidades en los controles, su forma de bailar y sonreír, de exigir que no le pegaran en la mesa de los controles, y su sonrisa transparente y generosa.

En punto de las 3:58, Ellen Allien me sonrió por última vez. Casi desde el inicio de su intervención hicimos contacto visual, luego me pidió opinión sobre la calidad del sonido (ella estaba segura de que algo andaba mal, yo no, así que sólo, a la distancia, levantaba el pulgar en sentido de aprobación o le decía en inglés, alemán y español "más o menos", con ese gesto de la mano tan universal que todos entendemos). Su gesto de respuesta, una carcajada insonora acompañada de una sonrisa de cierta complicidad. Luego ella a lo suyo.

Aunque me sentí privilegiado por el gesto de la DJ berlinesa, y Vero me decía "ándale, ya los vi coqueteando", lo cierto es que la ejecutante de los sonidos más sencillos y mágicos que puede ofrecernos una máquina, o una serie de máquinas, o una compleja red de algoritmos rítmicos, ella, Ellen, le sonreía a todos, de derecha a izquierda, con una generosidad y humanidad artística sólo comparable al dominio de su oficio, a su talento para hacernos sentir queridos, inteligentes y expertos en el baile y la música.}{

Paco Vásquez @asiriax

FRANCISCO VASQUEZ
Un coctel del presente con una larga sombra para el futuro, por Francisco Vásquez

No es desconocido para nadie que el origen o autoría de las bebidas mezcladas por un cantinero, barman, bartender o mixólogo, aún las más famosas, se pierde en un tiempo inconmensurable siempre en expansión. El martini, el manhattan, el daikirí, el oso negro, el tequila sunrise o el famoso carajillo están envueltos en una especie de olvido esencial: porque lo importante es degustarlos, no hablar de ellos. No obstante, un buen bebedor es no pocas veces un buen conversador, y sabe que como su mezclador de confianza es siempre útil saber cosas sin importancia sobre las cosas importantes, y viceversa.

No es que uno quiera alcanzar la efímera gloria por ser "creador" de una combinatoria de esencias, jugos frutales, dulces jarabes y refrescante hielo, pero debo confesar que hace no mucho nos sucedió algo (a Vero y a mí) relativo a estas coincidencias que sólo se dan en una barra, en un bar de hotel, con gente desconocida.

Bebíamos, está por demás decirlo, en un All Inclusive de Playa Mujeres. Alejandro, el nombre de pila de nuestro barman, ataviaba el alma y garganta de Vero con rápidas pero equilibradas Margaritas frozen. Yo iba de menos a más, al menos esa era la idea. "Trancazos" dictados a Alejandro para comenzar, tequila y mezcal "derechos", cuando las papilas se saturan de ácidos y dulces y amargos de combinaciones toda vez inesperadas, ofrecidas por Alejandro, una vez que él atendía a bebedores ocasionales, casi todos "americanos", canadienses o asiáticos (a veces son un poco lo mismo en esos lugares).

Nos dio una "cosa" en caballito llamada rainbow, una mezcla de dulce con dulce y un poco de dulce, eso sí, todos de colores distintos que respaldaban el nombre de la bebida que más parecía ungüento. Pero lo bebimos sin chistar. En eso estábamos, cuando una pareja joven de americanos trataban de beber con soltura y despreocupación algunas esencias nacionales, como tequila o mezcal.

Hace algunos años, en medio de una fiesta oaxaqueña, se me ocurrió, con la ayuda de Vero y varios mezcales de por medio, preparar un "martini" local, con base de hielo, es decir, frozen. Eso implicó conseguir pulpa de tamarindo no industrializada, jarabe de agave, hielo y mezcal, entre uno o dos detalles más. El resultado fue un coctel abiertamente oaxaqueño que debe servirse en martinera, por lo que se ofrece como martini: es un martini por derecho propio. Probado en casa con familiares y amigos que ya lo piden por su nombre: "Qué te preparo". --Digo más con ánimo de anfitrión que de mixólogo. "Mmm... ¿qué tal una Calenda?" Repaso en fracción de segundos los insumos. "Claro, creo que tengo todo".

Ya en la barra de nuevo, con Vero y los gringos, se me ocurre decirle a Alejandro : "prepárame un coctel, yo te digo lo que lleva". Con mayor destreza que yo, procedió a mezclar los ingredientes sugeridos, suplantados por sinónimos a causa de inexistencias en la bodega --recuerden que era un all inclusive, no era el Limantour--: no tenía sal de gusano, por ejemplo. El resultado, muy digno, y Alejandro ya sabía hacer Calendas.

Como su nombre indica, esta mezcla alumbra la mente y ayuda a crear una super conciencia en la dosis adecuada, acercando al buen bebedor a cierto tipo de clarividencia o lucidez, al don de lenguas o al regusto de enseñarle a la dama con la que estás "quedando" palabras en español.

La noche siguiente: misma barra, mismas ganas de beber, otros turistas.

--Oye --dice un mesero del lado de la barra de los bebedores a un barman--, ¿está Adrián? 

--No... no sé quién sea... --responde el barman, más distraído que preocupado.

El mesero inquieto, buscando quién lo atienda... insiste un poco al aire, entre una nube de chino-canadienses:

--... esteeee... es que me están pidiendo una bebida unos gringos y dicen que sólo Adrián sabe cómo hacerla...

Silencio ruidoso. Sucio.

El mesero se va inquieto con una tanda de bebidas genéricas y mucho hielo.

No pasaron más de 10 minutos cuando se acercó a la barra aquella pareja joven de americanos de ayer, la misma de los rainbows, y el joven varón preguntó en su español característico si estaba aquel joven que lo había atendido la noche anterior. Como por milagro, apareció Alejandro, que no Adrián, de una puerta secreta, y él y el gringo se reconocieron de inmediato.

--Dos Calendas --dijo en español con la seña inequívoca de que pedía dos, esa V de la Victoria con un uso real, práctico y útil.

Alejandro entendió perfectamente la solicitud pero... su cara delató el olvido. No recordaba en qué consistía la Calenda. Para eso, otro pequeño milagro, estábamos ahí Vero y yo. Alex nos buscó sin saber y nos encontró agradecido. Acto seguido le dicté los ingredientes y las porciones. En ese momento nació la Calenda en los bares del mundo. 

Mando saludos a Alejandro donde quiera que esté, a nuestro amigo americano y a su chica, y a mi chica, Vero, compañera de barras en tragos del mundo. ¡Que la luz se haga para todos!}{

Paco Vásquez @asiriax

Ilitsración de Karim Meza

  

FRANCISCO VASQUEZ
Un índice en verso, por Francisco Vásquez

En la segunda parte del índice del H. P. Lovecraft (1991) de Houellebecq se lee:

Acometed el relato como un radiante suicidio

Pronunciad sin desmayo el gran No a la vida

Entonces veréis una poderosa catedral

Y vuestros sentidos, portadores de indecibles desórdenes

Trazarán el esquema de un delirio integral

Que se perderá en la innombrable arquitectura de los tiempos

No sé si exista el relato o el poema en índices. Hay noticia de ellos en epígrafes, en colofones, en dedicatorias. Existen los acrósticos que revelan nombres como el zumo de limón en papel al fuego. Pueden ser revelados o crípticos. Mas no sé de versos en índices de ensayos. Desconozco poemas que inviten a la acción con salto de páginas. En la 55 se revelará un misterio, en la 73 se ciñe un círculo inevitable.

Celebro este descubrimiento personal al comienzo de la lectura de la novela Serotonina (Houellebecq, 2019).

Paco Vásquez @asiriax

FRANCISCO VASQUEZ
El valor del plan de formación en un entorno tecnológico. Actuar como humanos todavía es una cualidad de las personas, por Verónica Orendain

Las disciplinas socioeconómicas durante mucho tiempo han discutido y tratado de definir el concepto de capital humano y, en ocasiones, han llegado a conclusiones contradictorias o limitadas. De acuerdo con Idalberto Chiavenato,

Las personas en su conjunto constituyen el capital humano de la organización. Este capital puede valer más o menos en la medida en que contenga talentos y competencias capaces de agregar valor a la organización, además hacerla más ágil y competitiva (Chiavenato, I. 2007).

En esta definición se pueden resaltar dos elementos clave de la discusión: personas y creación de valor. Desafortunadamente, durante mucho tiempo hemos escuchado una frase trillada que enuncia que lo más importante en una empresa son las personas que la forman, no obstante, esto no parece haber sido discutido en toda su extensión y profundidad. Es claro que las personas son generadoras de riqueza, aunque las empresas no siempre lo entienden cabalmente, lo cual tiene graves consecuencias organizacionales.

Recientemente el World Economic Forum (WEF) publicó el Reporte Global de Capital Humano 2017 y destacó que, en promedio, se están desaprovechando el 38% de su capital humano en los 130 países encuestados, entendiéndose por “human capital as the knowledge and skills people possess that enable them to create value in the global economic system.” De acuerdo al propio WEF existen 4 elementos clave en el capital humano:

Capacidad, que es el conjunto de conocimientos y habilidades que las personas adquieren mediante la educación formal;

Desarrollo es la transmisión y captura de conocimiento que se da en una organización mediante la interacción de diferentes generaciones;

Despliegue es el conocimiento tácito que se adquiere y desarrolla en el ambiente laboral y

Saber-Hacer muestra la amplitud y profundidad de la especialización del uso de habilidades en el ámbito laboral.

Estos elementos se crean y fortalecen a lo largo del ciclo de formación y de desarrollo laboral de cada persona. Es por tanto fundamental que las empresas cuenten con un plan y con herramientas que permitan detectar, desarrollar y capturar las habilidades y los conocimientos de sus empleados. De lo contrario, la riqueza y el valor creado se diluye o pierde con la movilidad entre empresas de las personas produciendo pérdidas de competitividad y productividad en las organizaciones. Al final, estas acciones deben traducirse en un sistema ordenado que gestione el conocimiento organizacional.

Pero, ¿qué es la gestión del conocimiento?

Este concepto “puede entenderse como todos aquellos mecanismos a través de los cuales una organización puede aprender y aumentar su capital intelectual a partir del conocimiento, las experiencias y los aprendizajes que se generan en las distintas áreas” (Gómez, D. 2016).

La gestión del conocimiento es una actividad dinámica que trata de mantener una memoria colectiva de la actividad de la empresa. Y se nutre de los cuatro elementos que forman el capital humano, una empresa es tan valiosa como la suma de sus mejores elementos, la capacidad de un equipo depende de qué tan bien formados formalmente hablando sean sus miembros, pero también que tanto se comunican y transmiten sus conocimientos entre las generaciones (mayores y jóvenes), como es el entorno para adquirir conocimientos en el trabajo y que tan sofisticado es el sistema de acumulación de las habilidades personales y como se ponen a disposición de la organización.

Algunas organizaciones tratan de materializar esta gestión mediante sistemas informáticos que ponen al servicio de todos las buenas y las malas experiencias de la operación; otras enfatizan la formación continua formal e informal de sus miembros mediante el entrenamiento y el uso de recursos didácticos propios y externos; otros más usan los servicios de terceros para administrar la gestión del conocimiento, por ejemplo, el uso de centros de excelencia externos que ayuden a las pequeñas y medianas empresas aprovechar la experiencia de sus empleados. No importa cuál sea el mecanismo escogido, lo importante es que todos los miembros de la organización estén convencidos de su importancia. La generación y la administración del conocimiento es una acción de la colectividad. Y dichas actividades deben acompañar a cada miembro de la organización en cada etapa laborar en que se encuentre: inicio, madurez y retiro.

Por lo tanto, es crucial que la iniciativa de crear y administrar un sistema de gestión del conocimiento sea promovida por la alta dirección y de allí se disperse hasta la base de la organización. Ninguna actividad que cree valor debe ser una acción individual y aislada. Los directivos de las empresas son los responsables de vigilar cómo se administra la experiencia de su empresa, ya que cada empleado que abandona una organización sin dejar rastro documentado de su creación de valor es una pérdida tecnológica y financiera para la empresa.

Por otra parte, las ventajas de contar con un sistema de gestión del conocimiento son variadas, pero se reconocen algunas:

a) genera cohesión en la organización ya que los miembros de una organización interactúan para crear valor y al cuidar esos activos tienen sentido de pertenencia;

b) el saber-hacer da una ventaja competitiva a la empresa con relación a la competencia;

c) promueve la innovación ya que el conocimiento cabal de un proceso permite que se mejore, sobre todo cuando el equipo aprende de los errores;

d) promueve el crecimiento profesional de los miembros de una organización al implementarse mecanismos de formación permanente y continua;

e) permite tener una organización adaptativa que enfrente con mayor probabilidad de éxito los cambios tecnológicos y de los modelos de negocios (Archanco, R. 2013).


Conclusiones

Las empresas enfrentan entornos tecnológicos y económicos cada vez más complejos. Y el capital humano es el elemento que más rápidamente puede adaptarse a los cambios para seguir generando valor a las organizaciones, siempre y cuando esté preparado intelectual y emocionalmente.

La formación académica de las personas es muy importante para generar valor, pero también la adquisición de habilidades y conocimiento en el trabajo. Por tanto, es indispensable que las organizaciones cuenten con mecanismos de creación y administración de conocimiento que crezcan y se adapten a las diversas etapas de sus miembros a lo largo de la vida laboral. Las empresas serán inteligentes con capacidad de aprendizaje o no serán.

Por otra parte, las organizaciones son entidades vivas que necesitan coordinar esfuerzos para preservar el conocimiento, preservar la memoria de la colectividad y saber distinguir el conocimiento útil del que no lo es. Y para tener esa capacidad, el conocimiento debe transmitirse tanto vertical como horizontalmente en la organización. Los líderes deben valorar el conocimiento como un instrumento para crear riqueza y los miembros de los equipos técnicos deben ser conscientes que solamente el trabajo en equipo permite la creación del conocimiento y que el conocimiento es un activo indispensable para la creación de valor.

Finalmente, los países y las organizaciones deben hacer un mayor esfuerzo para aumentar el aprovechamiento de su capital humano, quizá el único diferenciador real ante un futuro cada vez más dependiente de la tecnología en las sociedades modernas. Una máquina puede hacer más tareas cada vez más rápidamente, pero la capacidad de actuar como humanos todavía es una cualidad de las personas.

Referencias:

Chiavenato, I. (2007). Administración de Recursos Humanos. El capital humano de las organizaciones. México: McGraw-Hill Interamericana.

World Economic Forum . (2018). The Global Human Capital Report 2 017. 28 de julio de 2018, de World Economic forum(WEF) Sitio web: https://weforum.ent.box.com/s/dari4dktg4jt2g9xo2o5pksjpatvawdb

Gómez, D. (2016). Cómo puede la gestión del conocimiento mejorar el desempeño de las empresas. 25 de julio de 2018, de Bien Pensado Sitio web: https://bienpensado.com/como-puede-la-gestion-del-conocimiento-mejorar-el-desempeno-de-las-empresas/

Archanco, R. (2013). La importancia de la gestión del conocimiento en la empresa. 25 de julio de 2018, de Papeles de Inteligencia Sitio web: https://papelesdeinteligencia.com/la-importancia-de-la-gestion-del-conocimiento-en-la-empresa/




FRANCISCO VASQUEZ
Cosas ridículas, por Francisco Vásquez

"Escribo. Escribo que escribo." Son las palabras de un ensayo, de una ficción intimista. Salvador Elizondo lo hizo con maestría y brevedad, y es una de las muestras más prístinas de la lengua española por su conceptismo gracianiano, tan caro a Monsieur Elizondo.

Yo escribo que Salvador escribió que escribía que escribía. Y lo hago para recordarme que debo escribir, soltar la pluma, los dedos y la imaginación, este arte de la combinación de recuerdos. Y escribo a propósito de un artículo que Vero me mandó hace un tiempo: "14 cosas ridículas que las personas exitosas hacen a diario", en el sitio del World Economic Forum, con esta manía de comenzar las notas con un número en guarismo, al estilo "3 cosas que nadie debe dejar de hacer" o "7 tips para leer tips". No obstante, la nota tiene un sentido claro, aunque con más pátina que corazón.

No me entretendré en las 14 cosas a las que alude, ya las podrá leer el somnoliento lector. Sólo glosaré algunas que destacan por su pertinencia contemporánea (es decir, por su ¿impertinencia "histórica"?).

Como resultado de una serie de entrevistas, que no terminan en una lección ejemplar de vida, sino en una estadística o, mejor dicho, en una numeralia casi hueca (de todo podemos y debemos aprender), Kevin Kruse entrevistó a 200 individuos ultra exitosos, incluyendo a siete multimillonarios, 13 atletas olímpicos y emprendedores... La mayor parte de su información salió de sus respuestas a una simple pregunta: “¿Cuál es tu secreto número uno para lograr la productividad?"

Comencemos con la respuesta número 1 que el entrevistador procesa de tan ingente muestra de entrevistas: "Se enfocan en los minutos, no las horas". A primera vista, tiene cierta fuerza para la reflexión, como lo debe tener todo consejo, mensaje, tip o sugerencia de índole práctico. Pero no debe ser uno demasiado sagaz como para no advertir que está ahí, presente, el carpe diem que la tradición coronó con versos como los de Horacio: "Vive el día de hoy. Captúralo./ No te fíes del incierto mañana" o en la tradición hispana el bueno de Góngora dice:


Si quiero por las estrellas saber,

tiempo, donde estás,

miro que con ellas vas,

pero no vuelves con ellas.

¿Adonde imprimes tus huellas

que con tu curso no doy?

Mas, ay, qué engañado estoy,

que vuelas, corres y ruedas;

tú eres, tiempo, el que te quedas,

y yo soy el que me voy.


Por supuesto que no se trata de lo mismo. Lo uno es una especie de descripción de lo que un grupo de gente exitosa nos dice que hace con el tiempo, y lo otro es la pertinencia de una sensibilidad y una consciencia clara de la tragedia y bendición del paso del tiempo. Lo uno es una manera de la esclavitud, lo otro la plenitud de la finitud.

El punto 4: "Vencen la procrastinación viajando en el tiempo" es una mezcla desafortunada de Wells y el cras-cras de San Agustín. La demora de la acción urgente (que si se puede dejar para después, deja de serlo) no sólo no es indeseable, sino que es recomendable en muchas situaciones y circunstancias. Pero, a todo esto, ¿qué es eso de ... viajando en el tiempo? Abre: "No puedes confiar en tu yo futuro debido a que no sabes qué pasará y porque somos inconsistentes." ¿No les sorprende el tamaño de esta obviedad ataviada de perla de sabiduría? Perogrullo, ese personaje fascinante de las letras quevedianas, se quedaría perplejo ante la ausencia de respeto para con el lector. Y después de un torpe ejemplo con vegetales, termina: "Piensa en cómo podrías autosabotearte en el futuro y busca una solución para vencerte a ti mismo." ¿Cómo? ¿Hoy me apoyo para mañana sabotearme (el auto- sobra, dice la R.) y buscar (que no encontrar necesariamente) una solución para vencerme (el "a ti mismo" también estaría de más)? ¿Cómo? ¿No es esto una especie de muestra esquizofrénica con desdoblamientos inconscientes (literalmente sin consciencia de lo que se dice o recomienda)? Sin duda es un pasaje oscuro que demanda un ejercicio de exégesis.


Uno o dos más.

"Usan un cuaderno". Sí, eso dice la "cosa" número 6. Las personas exitosas usan un cuaderno. Pero no se confunda el desasosegado lector que usa y ha usado su cuaderno Polito, Scribe o Moleskine desde hace años o desde siempre. Usted no "necesariamente" es una persona exitosa, no al menos como el Richard Branson de Virgin Group o el Aristóteles Onassis de María Callas y Jackie Kennedy (disculpe si me equivoco).

La cosa ridícula que lleva el número 12 dice: "Sólo tocan las cosas una vez". Es una técnica antiestrés porque no vuelven a esas cosas nunca más. La verdad no suena mal. Aunque si consideramos que algo que consume menos de 10 minutos es susceptible de atenderse de inmediato, bastan unos cuantos correos, llamadas o interrupciones para llenar el día entero de atención a lo urgente, no a lo necesario; lo que contravendría al punto 9: "Le dicen 'NO' a casi todo".

Y finalmente, la cosa ridícula 14: "La energía es todo", ya que "sí puedes aumentar tu energía, atención y productividad." Porque las personas ultra exitosas "Ven la comida como combustible, al sueño como recuperación y los descansos como momentos de recargar energía para hacer más." Sí, estimado lector, que sigue, tal vez, sólo algunas de estas "extrañas" cosas, para ser mega productivos y ultra exitosos debe saberse y percibirse máquina de consumo de glucosa.

Para que no se mal interprete del todo lo que anoto, debo decir que muchos, si no es que todos los aspectos tratados en esta nota son, o pueden ser, de gran valía para las personas que de una u otra forma nos vemos inmersos en la terca cadena de la productividad, la eficiencia y la creatividad a contrapelo. El problema está en otra parte, como ya se habrá sospechado: la torpeza está en el lenguaje y su falta de carácter para delinear lo que es una obviedad puesta de nuevo de relieve (para que la notemos, de nuevo, y la valoremos), o para lograr con eficacia la ironía o contrasentido dispuesto, torpemente, en el título mismo. Nunca se despeja, ni puede hacerse, la correlación entre la gente exitosa y sus acciones "ridículas", ya que en verdad no son del todo ridículas, o nada ridículas, es más, son acciones (más que cosas, otro tropiezo de la lengua) clave para lograr ser lo que los preclaros entrevistados son: gente exitosa y altamente productiva.}{

Paco Vásquez @asiriax

FRANCISCO VASQUEZComentario