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Al vuelo de anduriñas

Cosas ridículas, por Francisco Vásquez

"Escribo. Escribo que escribo." Son las palabras de un ensayo, de una ficción intimista. Salvador Elizondo lo hizo con maestría y brevedad, y es una de las muestras más prístinas de la lengua española por su conceptismo gracianiano, tan caro a Monsieur Elizondo.

Yo escribo que Salvador escribió que escribía que escribía. Y lo hago para recordarme que debo escribir, soltar la pluma, los dedos y la imaginación, este arte de la combinación de recuerdos. Y escribo a propósito de un artículo que Vero me mandó hace un tiempo: "14 cosas ridículas que las personas exitosas hacen a diario", en el sitio del World Economic Forum, con esta manía de comenzar las notas con un número en guarismo, al estilo "3 cosas que nadie debe dejar de hacer" o "7 tips para leer tips". No obstante, la nota tiene un sentido claro, aunque con más pátina que corazón.

No me entretendré en las 14 cosas a las que alude, ya las podrá leer el somnoliento lector. Sólo glosaré algunas que destacan por su pertinencia contemporánea (es decir, por su ¿impertinencia "histórica"?).

Como resultado de una serie de entrevistas, que no terminan en una lección ejemplar de vida, sino en una estadística o, mejor dicho, en una numeralia casi hueca (de todo podemos y debemos aprender), Kevin Kruse entrevistó a 200 individuos ultra exitosos, incluyendo a siete multimillonarios, 13 atletas olímpicos y emprendedores... La mayor parte de su información salió de sus respuestas a una simple pregunta: “¿Cuál es tu secreto número uno para lograr la productividad?"

Comencemos con la respuesta número 1 que el entrevistador procesa de tan ingente muestra de entrevistas: "Se enfocan en los minutos, no las horas". A primera vista, tiene cierta fuerza para la reflexión, como lo debe tener todo consejo, mensaje, tip o sugerencia de índole práctico. Pero no debe ser uno demasiado sagaz como para no advertir que está ahí, presente, el carpe diem que la tradición coronó con versos como los de Horacio: "Vive el día de hoy. Captúralo./ No te fíes del incierto mañana" o en la tradición hispana el bueno de Góngora dice:


Si quiero por las estrellas saber,

tiempo, donde estás,

miro que con ellas vas,

pero no vuelves con ellas.

¿Adonde imprimes tus huellas

que con tu curso no doy?

Mas, ay, qué engañado estoy,

que vuelas, corres y ruedas;

tú eres, tiempo, el que te quedas,

y yo soy el que me voy.


Por supuesto que no se trata de lo mismo. Lo uno es una especie de descripción de lo que un grupo de gente exitosa nos dice que hace con el tiempo, y lo otro es la pertinencia de una sensibilidad y una consciencia clara de la tragedia y bendición del paso del tiempo. Lo uno es una manera de la esclavitud, lo otro la plenitud de la finitud.

El punto 4: "Vencen la procrastinación viajando en el tiempo" es una mezcla desafortunada de Wells y el cras-cras de San Agustín. La demora de la acción urgente (que si se puede dejar para después, deja de serlo) no sólo no es indeseable, sino que es recomendable en muchas situaciones y circunstancias. Pero, a todo esto, ¿qué es eso de ... viajando en el tiempo? Abre: "No puedes confiar en tu yo futuro debido a que no sabes qué pasará y porque somos inconsistentes." ¿No les sorprende el tamaño de esta obviedad ataviada de perla de sabiduría? Perogrullo, ese personaje fascinante de las letras quevedianas, se quedaría perplejo ante la ausencia de respeto para con el lector. Y después de un torpe ejemplo con vegetales, termina: "Piensa en cómo podrías autosabotearte en el futuro y busca una solución para vencerte a ti mismo." ¿Cómo? ¿Hoy me apoyo para mañana sabotearme (el auto- sobra, dice la R.) y buscar (que no encontrar necesariamente) una solución para vencerme (el "a ti mismo" también estaría de más)? ¿Cómo? ¿No es esto una especie de muestra esquizofrénica con desdoblamientos inconscientes (literalmente sin consciencia de lo que se dice o recomienda)? Sin duda es un pasaje oscuro que demanda un ejercicio de exégesis.


Uno o dos más.

"Usan un cuaderno". Sí, eso dice la "cosa" número 6. Las personas exitosas usan un cuaderno. Pero no se confunda el desasosegado lector que usa y ha usado su cuaderno Polito, Scribe o Moleskine desde hace años o desde siempre. Usted no "necesariamente" es una persona exitosa, no al menos como el Richard Branson de Virgin Group o el Aristóteles Onassis de María Callas y Jackie Kennedy (disculpe si me equivoco).

La cosa ridícula que lleva el número 12 dice: "Sólo tocan las cosas una vez". Es una técnica antiestrés porque no vuelven a esas cosas nunca más. La verdad no suena mal. Aunque si consideramos que algo que consume menos de 10 minutos es susceptible de atenderse de inmediato, bastan unos cuantos correos, llamadas o interrupciones para llenar el día entero de atención a lo urgente, no a lo necesario; lo que contravendría al punto 9: "Le dicen 'NO' a casi todo".

Y finalmente, la cosa ridícula 14: "La energía es todo", ya que "sí puedes aumentar tu energía, atención y productividad." Porque las personas ultra exitosas "Ven la comida como combustible, al sueño como recuperación y los descansos como momentos de recargar energía para hacer más." Sí, estimado lector, que sigue, tal vez, sólo algunas de estas "extrañas" cosas, para ser mega productivos y ultra exitosos debe saberse y percibirse máquina de consumo de glucosa.

Para que no se mal interprete del todo lo que anoto, debo decir que muchos, si no es que todos los aspectos tratados en esta nota son, o pueden ser, de gran valía para las personas que de una u otra forma nos vemos inmersos en la terca cadena de la productividad, la eficiencia y la creatividad a contrapelo. El problema está en otra parte, como ya se habrá sospechado: la torpeza está en el lenguaje y su falta de carácter para delinear lo que es una obviedad puesta de nuevo de relieve (para que la notemos, de nuevo, y la valoremos), o para lograr con eficacia la ironía o contrasentido dispuesto, torpemente, en el título mismo. Nunca se despeja, ni puede hacerse, la correlación entre la gente exitosa y sus acciones "ridículas", ya que en verdad no son del todo ridículas, o nada ridículas, es más, son acciones (más que cosas, otro tropiezo de la lengua) clave para lograr ser lo que los preclaros entrevistados son: gente exitosa y altamente productiva.}{

Paco Vásquez @asiriax

FRANCISCO VASQUEZComentario